CAPÍTULO 9 , Un nuevo amigo
Había sido un mes agotador, entrenando para el gran campeonato. Había pasado 5 días desde la gran final, era 31 de diciembre, día de fin de año. Toda la familia vendría a cenar a casa, y más tarde, saldríamos un rato a las fiestas del pueblo. Sandra y Jorge estaban ambos de viaje, a Lanzarote y La Palma, donde vivía su familia.
Abrí la puerta de la habitación, el panorama de mi casa era diferente, Marta no estaba durmiendo, aún siendo las once de la mañana, Pablo y Javier no estaban viendo la tele en sus cuartos, y mi padre, el único cotidiano, trabajando incluso el día de fin de año. Bajé las escaleras, ya lo entendía todo, estaban ayudando a mi madre, pues mi familia era grande, y venían en multitud a cenar. Poco tardé en ponerme a pelar las uvas, era una mañana bonita.
Mientras me lavaba las manos pude ver por la ventana como un chico, al cual no recordaba haber visto nunca, cruzaba la calle con unas galletas en la mano y se acercó a nuestra puerta hasta que el timbre sonó. Mi madre abrió la puerta, y oí como este le explicaba que su familia y él eran nuevos en el pueblo, vecinos de la casa de enfrente que llevaba un año y medio en venta. Las galletas eran un regalo, y mi madre agradecida, le invitó a entrar.
Carlos, mira este chico es Eduardo, un chico que tiene tu edad, 15 años. Es nuevo en el pueblo y… me suponía que no te importaría que saliera contigo y tus amigos esta noche – dijo con intención de que yo aceptara sí o sí.
Claro mamá, vamos a mi habitación Edu, ¿puedo llamarte así? –dije sociabilizándome.
Sí sí, puedes llamarme Edu – dijo el chico un poco avergonzado.
Subimos arriba, y él, al contemplar mis paredes repletas de fotos con mi equipo, y con Carolina, entre otras no dudó en preguntar:
¿Juegas al baloncesto? ¿Es tu novia? Si puedo saberlo… - dijo inseguro.
Ja Ja Ja , sí, es mi novia, Carolina se llama, y el otro es mi equipo de baloncesto, ganamos el campeonato insular hace un par de días. Esta noche los conocerás, pues saldrás conmigo, ¿no? – dije para que se sintiera a gusto.
Sí, así podremos conocernos mejor, me pareces un chico simpático.
Muchas gracias, me agradas mucho –dije diciendo la verdad completa.
Debo irme a casa, a ayudar a mi padre y mi madre, que están guardando la mudanza, a ver si cogemos mesa en un restaurante para esta noche – dijo con tono triste.
Pero esta noche es fin de año, ¿por qué no cenáis aquí? Hay comida de sobra y la casa es grande, espera un momento – bajé, al piso inferior y mi madre me dijo un rotundo sí. Eduardo agradecido fue a su casa a decírselo a sus padres, los cuales aceptaron.
Nos veremos a las 9 en tu casa, ¡muchas gracias! – dijo marchándose.
Me pareció un chico muy natural y simpático. Espero que a mi equipo y a Carolina, les cayera igual de bien que a mí, pues esta noche esperaba que fuera muy especial.
Tweet
No hay comentarios:
Publicar un comentario