domingo, 28 de octubre de 2012

Siento decírtelo, pero te quiero CAPÍTULO 10

                         
                                                             CAPÍTULO 10



La campana sonó. Las dos de la tarde de un lunes de Junio. Marta salió de la clase, se aproximó a su taquilla, donde dos chicos le miraban con cara de deseo, le dio mucho asco. En ese momento, salió escaleras abajo, hasta estar en el jardín delantero. Una chica estaba sentada en la estatua central, a los pies. Marta pudo percibir como ésta lloraba. No sabía si sería atrevido, pero se acercó, al darse cuenta de que nadie hacia nada.

-        Hola… - dijo Marta avergonzada, y sentándose a su lado.
-        No quiero hablar Carol, ¡déjame!

Marta se asustó.

-        Perdona… pero no soy Carol.

En ese momento la chica se quitó las manos de la cara, y pudo ver la cara de Marta. Se enrojeció.

-        Lo… lo siento mucho, pensaba que eras… una amiga.
-        No te preocupes, solo que te he visto… y quería saber si estabas bien.
-        Bueno, pues bien no estoy pero supongo que… - dudó un momento. – Espera, ¿eres Marta? La hija de Jessica… - dijo asombrada.
-        Sí soy yo – dijo la joven suspirando.
-        ¡Buah! No sabes lo que se habla de ti en el instituto.
-        Bueno… pero ¿quieres contarme qué te pasa?
-        Lo siento, si te ha molestado…
-        No te preocupes, simplemente estoy harta de que todos me vean como la hija de Jessica, y no como Marta. Pero me he acercado por ti, no por mí, si quieres contarme…
-        Sí, sí, claro – durante cinco minutos estuvieron hablando, y Marta comprendió todo.
-        Entonces… ¿tu novio te puso los cuernos con una chica, pero no sabes quién es?
-        Exacto.
-        Qué putada… - dijo Marta.
-        Sí, lo es…
-        Y… ¿quién es Carol?
-        Ah, Carol. Es una amiga, pero en la que no confío… porque… ya no es lo mismo. Se ha ido al grupito de las idiotas de Carla, y demás – Marta se asombró, alguien pensaba como ella.
-        Sí, Carla… no la soporto.
-        ¡Anda! Algo en común – respondió la chica sonriendo.
-        Por cierto… ¿Cómo te llamas? – preguntó Marta
-        Soy Sonia, encantada – dijo dándole dos besos.

En ese mismo momento, un chico gritó el nombre de Marta. Era Álex, desde la columna.

-        ¿Estás con él? – preguntó Sonia intentando no ser muy cotilla.
-        No lo sé… creo que sí. Mira, toma mi correo, chatearemos hoy. ¡Nos vemos! – y se fue tras darle un pequeño papel a su nueva conocida.

Marta se acercó a la columna, donde Álex le esperaba ansioso, con algo en la mano.

-        Hola – dijo un poco rígido.
-        Hola, ¿no me saludas? – preguntó Marta extrañada.

En ese momento, sus labios se juntaron, cosa que no se esperaba. Sí, estaba claro, eran definitivamente novios.

-        ¿Cómo estás?
-        Muy bien, un poco estresada con la gente, ¿y tú?
-        Muy bien, después de este beso. Esto… es para ti – y le tendió en las manos de su chica una rosa roja.
-        ¡Qué bonita! – dijo Marta oliéndola – huele casi tan bien como tú.
-        ¿Puedes quedar el viernes por la tarde? Te tengo algo preparado – preguntó Álex entusiasmado.
-        Mi madre me dijo que teníamos una cena con un productor… pero déjame pensar – durante cinco segundos se cayó – Sí, puedo, es el sábado.
-        Está bien… te recogeré a las ocho en tu casa. Conéctate esta noche, y hablaremos un rato.

A la derecha, en la carretera, una un coche apareció. Un joven guapo salió de la parte delantera buscando a alguien. Cuando lo encontró se aproximó.

-        Marta… - miró de reojo a Álex - ¿nos vamos?
-        Sí, Javier. Te presento a Álex, mi novio.
-        Encantado- dijo Álex tendiéndole la mano.
-        Es mi chofer.
-       Pues cuídamela – respondió la pareja de la adolescente, a lo que Javier sonrió falsamente.

Después de un beso, que incomodó al chofer de la chica, se fueron juntos hasta el coche. Donde antes de subir un chico con gafas, bajito, de unos once, como mucho, años de edad se acercó a Marta.

-        Eh chico, no puedes… - Marta apartó a Javier.
-        Dime - dijo dirigiéndose al niño

El chico tendió a la joven un sobre donde pudo leer: “Carta para Jessica de tu fan nº 1".
Marta sonrió, y acarició el pelo del niño.

-        No te preocupes, yo se la daré.

El coche arrancó, y una sonrisa en el rostro de Marta estuvo reflejada durante todo el trayecto.

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