jueves, 15 de noviembre de 2012

Siento decírtelo, pero te quiero CAPÍTULO 19


                                                        CAPÍTULO 19


Un inmenso alivio recorrió su cuerpo. Había salido de los exámenes, y todo había ido muy bien. Tan solo tenía ganas de llegar a casa y descansar. En ese momento cogió su móvil. Un mensaje nuevo. Cuando vio el nombre, le dieron ganas de volver a guardar su teléfono en el bolsillo, pero sintió curiosidad:

“Buenos días. Creo que deberíamos hablar, el sábado… bueno, me pasaré por tu casa a la hora de cenar. ¿Vale? Te quiero muchísimo “. 

Era Javier. El muy cerdo se atrevía a hablarle. Pero entonces Marta recordó para qué cogió su móvil y marcó el número de Marcos:

-          - ¿Hola?
-          - ¡Marcos! Buenos días, soy Marta… ¿me recuerdas?
-          - Hombre, ¡Marta! Como no iba a recordarte, ¿pasa algo?
-          - No, es que me ha venido a la cabeza tu propuesta, y me preguntaba sí… - no le dejó terminar.
-          - ¡Por supuesto! Esperaba tu llamada con ansia, tan solo me hacía el loco. Ahora mismo, en media hora, vete al restaurante Pikin, allí te espero con el director de la película, y con tu representante, el cual ya lo sabe todo porque hablé con tu madre ayer.
-          - Está bien, allí nos veremos – y colgó el teléfono.

La gente le miraba raro, cosa que odiaba. Estaba sentada en una mesa, sola, esperando la llegada de tres hombres. En ese momento entraron por la puerta y el trío saludó a la muchacha, con formalidad, a excepción de Marcos que se atrevió a darle dos besos.

-          - Bueno, aquí estamos.

 Marta estaba asombrada, ese director era muy famoso, aunque últimamente este mundo, no le sorprendía.

-          - Marta, Johannson Ben, Johannson, Marta – dijo Marcos indicándoles.
-          - Encantado señorita, he oído hablar mucho de ti.
-          - ¡Vaya! Me alaga señor, muchísimas gracias.
-          - Bueno… hablemos de negocios, ¿no? Tengo una reunión con otro director para una entrevista con Jessica – señaló el representante de Marta, el mismo que su madre, llamado BenedicPerk.
-          - Claro, claro. Bueno Marta, sé que no has hecho ninguna clase de interpretación, ni mucho menos, pero estoy seguro de que tendrás genes de tu madre, y además, te vi en una obra del colegio cuando tu padre y yo éramos amigos en otra etapa de la vida, y no lo haces nada mal. Si quieres el papel, lo tienes. Solo necesito tu firma y la de tu representante – dijo el director abriendo su carpeta.
-          - Es todo muy rápido, y raro… puede que esté loca, pero acepto.
-          - ¿En serio? – intervino Marcos.
-          - Sí, estoy dispuesta - y sin más dilación cogió el bolígrafo y firmó.
-          - Un momento, antes de firmar tengo que leerlo – respondió Benedic, que tras diez minutos, miró a Marta y dijo:

-          - Bueno, si firmo, significa que te comprometerás a trabajar duro. Y que no nos vas a fallar.
-          - Lo sé, firma.

Y así fue, el representante firmó y con la misma se fue con su maletín despidiéndose.

-          - Bueno Marta, me alegro de que confíes en mí, tu madre se alegrará mucho de que hayas aceptado.
-          - Muchas gracias Johannson, encantada de conocerte, pero ahora tengo que irme… - dijo Marta mirando el reloj.
-          - Claro – respondió levantándose y alzando la mano – un placer.

Marta salió disparada por la puerta, tras despedirse de ambos. Eran las ocho y media. Y sus padres estaban en casa esperando, y esta, suponía que Javier también estaría, y no le hacía gracia. En ese momento, una mano tocó su espalda:

-          - Hola – Marta miró atrás, era Álex, con un ramo de rosas y una sonrisa perfecta.
-          - ¡Álex! ¿Qué haces aquí? Me has sorprendido… ¿cómo sabías qué…?
-          - ¡Sh! Ni una palabra más. Te espío, estoy obsesionado contigo – dijo el chico riendo. – No en serio, enhorabuena por tu papel. Ahora te veré menos de lo que te veía antes, y todos babearán más aún por ti.
-          - No seas bobo, anda… ¿no tenías que cuidar a tu hermana? – preguntó Marta.
-          - Sí, pero al final he convencido a mi prima, y la está cuidando. Me gustaría llevarte a un sitio, pero veo que vas con prisa…
-          - Bueno… - Marta pensó un momento, y se dio cuenta de lo que le apetecía – me encantaría, pero me muero por decirles a mis padres que tengo trabajo, y encima, ¡qué trabajo! – Álex rió.
-         -  Hablando de tus padres… creo, que  hoy no has visto el artículo de la revista MODEL dedicado a la portada, ¿verdad?
-          - No… pero seguro pondrá más mentiras sobre mí, y la relación con Javier.
-         -  Bueno, sinceramente… deberías verlo. Es la página siete, no sales precisamente tú en portada… pero en el artículo dedicado, sí. En serio, léelo. Es más, toma, creo que lo tengo aquí – Álex le tendió la revista.

Marta lo leyó. La primera lágrima no tardó en salir. Se sentía engañada. Todos los adjetivos que definieran a una chica totalmente decepcionada. Le devolvió la revista a Álex, le dio un beso en la mejilla y dijo:

-          Gracias… - con una voz llorosa.

Álex la siguió, pero fue tarde. Ya había entrado en el taxi. Ahora, la rabia recorría su cuerpo, y la indiferencia y el dolor, eran lo principal. Sentía asco.

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