CAPÍTULO 19
Un inmenso
alivio recorrió su cuerpo. Había salido de los exámenes, y todo había ido muy
bien. Tan solo tenía ganas de llegar a casa y descansar. En ese momento cogió su móvil. Un mensaje nuevo. Cuando vio el
nombre, le dieron ganas de volver a guardar su teléfono en el bolsillo, pero
sintió curiosidad:
“Buenos días.
Creo que deberíamos hablar, el sábado… bueno, me pasaré por tu casa a la hora
de cenar. ¿Vale? Te quiero muchísimo “.
Era Javier. El
muy cerdo se atrevía a hablarle. Pero entonces Marta recordó para qué cogió su
móvil y marcó el número de Marcos:
- - ¿Hola?
- - ¡Marcos! Buenos días, soy Marta… ¿me recuerdas?
- - Hombre, ¡Marta! Como no iba a recordarte, ¿pasa algo?
- - No, es que me ha venido a la cabeza tu propuesta, y me preguntaba sí…
- no le dejó terminar.
- - ¡Por supuesto! Esperaba tu llamada con ansia, tan solo me hacía el
loco. Ahora mismo, en media hora, vete al restaurante Pikin, allí te espero con
el director de la película, y con tu representante, el cual ya lo sabe todo
porque hablé con tu madre ayer.
- - Está bien, allí nos veremos – y colgó el teléfono.
La
gente le miraba raro, cosa que odiaba. Estaba sentada en una mesa, sola, esperando
la llegada de tres hombres. En ese momento entraron por la puerta y el trío
saludó a la muchacha, con formalidad, a excepción de Marcos que se atrevió a
darle dos besos.
- - Bueno, aquí estamos.
Marta
estaba asombrada, ese director era muy famoso, aunque últimamente este mundo,
no le sorprendía.
- - Marta, Johannson Ben, Johannson, Marta – dijo Marcos
indicándoles.
- - Encantado señorita, he oído hablar mucho de ti.
- - ¡Vaya! Me alaga señor, muchísimas gracias.
- - Bueno… hablemos de negocios, ¿no? Tengo una reunión con otro director
para una entrevista con Jessica – señaló el representante de Marta, el mismo
que su madre, llamado BenedicPerk.
- - Claro, claro. Bueno Marta, sé que no has hecho ninguna clase de
interpretación, ni mucho menos, pero estoy seguro de que tendrás genes de tu
madre, y además, te vi en una obra del colegio cuando tu padre y yo éramos amigos
en otra etapa de la vida, y no lo haces nada mal. Si quieres el papel, lo
tienes. Solo necesito tu firma y la de tu representante – dijo el director
abriendo su carpeta.
- - Es todo muy rápido, y raro… puede que esté loca, pero acepto.
- - ¿En serio? – intervino Marcos.
- - Sí, estoy dispuesta - y sin más dilación cogió el bolígrafo y firmó.
- - Un momento, antes de firmar tengo que leerlo – respondió Benedic, que
tras diez minutos, miró a Marta y dijo:
- - Bueno, si firmo, significa que te comprometerás a trabajar duro. Y que no nos vas a fallar.
- - Lo sé, firma.
Y así
fue, el representante firmó y con la misma se fue con su maletín despidiéndose.
- - Bueno Marta, me alegro de que confíes en mí, tu madre se alegrará
mucho de que hayas aceptado.
- - Muchas gracias Johannson, encantada de conocerte, pero ahora tengo que
irme… - dijo Marta mirando el reloj.
- - Claro – respondió levantándose y alzando la mano – un placer.
Marta
salió disparada por la puerta, tras despedirse de ambos. Eran las ocho y media.
Y sus padres estaban en casa esperando, y esta, suponía que Javier también
estaría, y no le hacía gracia. En ese momento, una mano tocó su espalda:
- - Hola – Marta miró atrás, era Álex, con un ramo de rosas y una sonrisa
perfecta.
- - ¡Álex! ¿Qué haces aquí? Me has sorprendido… ¿cómo sabías qué…?
- - ¡Sh! Ni una palabra más. Te espío, estoy obsesionado contigo – dijo el
chico riendo. – No en serio, enhorabuena por tu papel. Ahora te veré menos de
lo que te veía antes, y todos babearán más aún por ti.
- - No seas bobo, anda… ¿no tenías que cuidar a tu hermana? – preguntó
Marta.
- - Sí, pero al final he convencido a mi prima, y la está cuidando. Me
gustaría llevarte a un sitio, pero veo que vas con prisa…
- - Bueno… - Marta pensó un momento, y se dio cuenta de lo que le apetecía
– me encantaría, pero me muero por decirles a mis padres que tengo trabajo, y
encima, ¡qué trabajo! – Álex rió.
- - Hablando de tus padres… creo, que
hoy no has visto el artículo de la revista MODEL dedicado a la portada,
¿verdad?
- - No… pero seguro pondrá más mentiras sobre mí, y la relación con
Javier.
- - Bueno, sinceramente… deberías verlo. Es la página siete, no sales
precisamente tú en portada… pero en el artículo dedicado, sí. En serio, léelo.
Es más, toma, creo que lo tengo aquí – Álex le tendió la revista.
Marta
lo leyó. La primera lágrima no tardó en salir. Se sentía engañada. Todos
los adjetivos que definieran a una chica totalmente decepcionada.
Le devolvió la revista a Álex, le dio un beso en la mejilla y dijo:
-
Gracias… - con una voz llorosa.
Álex la
siguió, pero fue tarde. Ya había entrado en el taxi. Ahora, la rabia recorría su cuerpo, y la indiferencia y el dolor, eran
lo principal. Sentía asco.
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