miércoles, 21 de noviembre de 2012

Siento decírtelo, pero te quiero CAPÍTULO 21


                                                CAPÍTULO 21


Eran las once de la noche. Marta salió del coche y Álex le esperaba en la puerta de su casa, para sacarla de allí rápidamente, pero una cámara pudo sacar algunas fotos. Entraron en su casa, y la puerta se cerró.

-          – Marta… - no pudo terminar, cuando la joven se alzó y le abrazó con fuerza, mientras lloraba sin parar.
-          – Álex… ¿por qué? ¿qué he hecho mal en esta vida? No puedo más, han pasado tantas cosas en tan poco tiempo… Mi vida ha dado tantas vueltas, que no la reconozco ¡es mi madre joder! - y volvió a caer en un llanto profundo.
-          – ¡Marta! – respondió el chico mirándola a los ojos y levantando su cabeza – tú no tienes la culpa. La vida no se elige, y esto se servirá de aprendizaje. No tienes la culpa de que haya gente así en el mundo, y no puedes echarte mierda encima que no te corresponde.
-          – Álex, de verdad gracias, si no estuvieras tú, no sé qué haría ahora mismo. Necesito sentirme querida. Necesito poder ser feliz, y no encuentro la fórmula.
-          – Bueno, no te preocupes, si no la encuentras estoy yo aquí para ayudarte a buscarla. Si quieres cariño, yo te lo daré – le dio un enorme abrazo, y un beso en la mejilla.
-          – Todo lo que dices, tan solo me hacen sentir mejor.
-          – Eso es lo que pretendo chica – dijo Álex intentando hacerla reír.
-          – Pero es que no entiendo por qué… - sus palabras se esfumaron.

Sus labios se juntaron. Un beso profundo e increíble se apoderó de la situación entera. Fue uno, y otro y otro… todos seguidos, cortos, largos, secos, húmedos… pero para Marta, con cariño y amor. Juntos se desplazaron al dormitorio de Álex, donde este se quitó su camisa. Marta hizo lo mismo, sin ni si quiera dudarlo. De pronto, el chico se detuvo:

-          – Marta, no tienes que hacer esto si no quieres. Puedo parar ahora mismo.

Esta, soltó una sonrisa.

-          – No de verdad, no quiero que pienses… - pero no le dejó terminar. Lo tiró de nuevo hacia la cama. Y entre besos y más besos, se metieron juntos en ella, y lo que pasó esa noche, fue una de las cosas más bonitas y esperadas que le habían ocurrido en mucho tiempo, y le dio esperanzas para pensar que no todo era tan horrible como parecía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario