CAPÍTULO
22
Los rayos de
luz iluminaban su cara. Miró a su lado, donde Álex, le miraba. Sus ojos verdes,
por la mañana, más bonitos que nunca. De pronto, una sonrisa inundó su cara, y le
dio un pequeño beso.
- - ¿Por qué me miras? – preguntó Marta.
- - Pues… ¡porque eres preciosa!
- - Ya claro, ¡pelota! – y entonces Álex se abalanzó sobre la chica y le hizo
cosquillas hasta tal punto que Marta no paró de reír. – Eso es lo que quería,
verte sonreír.
- - Pues lo has conseguido, pero sigo pensando en lo de ayer, está claro.
- - Lo de anoche fue…
- - Lo sé, no hace falta decirlo, fue bien– respondió la chica.
- - Mm… iba a decir horrible, pero bueno –dijo Álex riendo.
- - Vale, vale, pues no te preocupes que no se volverá a repetir.
- - No te enfades- respondió el muchacho levantándose – no fue bien, fue
increíble – y le dio otro beso – voy a hacer tortitas.
Marta miró su
móvil. Cuatro llamadas perdidas, dos de su padre, una de su tío, y la otra de Marcos. Y tres mensajes, uno de
su representante con noticias de la película, otro de Javier, que directamente
borró, y el último de alguien que le extraño, y que en ese momento se dio
cuenta de que no hablaba con él hacía muchos meses. Era Diego, que se enteró de
lo ocurrido, ya que las revistas ya habían salido, suponiendo que serían las
once y media de la mañana más o menos. Su amigo de la infancia le mandaba todo
su apoyo, le dijo que la quería y echaba mucho de menos. Marta respondió ese, y otros pocos mensajes que le importaban. Pero en realidad no quería saber nada de nadie, tan solo saber cómo estaba su padre.
- - Chica guapa, a desayunar – indicó una voz masculina desde la cocina.
- - Vale, ¡ya voy!
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