miércoles, 13 de febrero de 2013

Siento decírtelo, pero te quiero, CAPÍTULO 25


                                                         CAPÍTULO 25


Marta limpió sus lágrimas, y entró en la casa. Una casa que le traía muchos recuerdos, pero que no significaban nada para ella.

-          - ¡Marta! – dijo saludando Sergio a su hija con un gran abrazo – madre mía, cada día que te veo estás más guapa, ¡no me habías dicho lo de miss universo! ¿qué tal el reparto? ¿has estado llorando? – eran muchas preguntas para el estado en el que se encontraba la joven ahora mismo.
-          - La he visto.
-          - ¿Cómo? No te entiendo hija…
-          - ¡La he visto papá! He visto a mamá… - y en ese momento comenzó a llorar desesperadamente. Sergio, la abrazó con fuerza, y colocó sus gafas para poder mirarla bien. Levantó a su hija que se encontraba con las manos en la cara, y la cabeza apoyada en las rodillas de su padre, y le dijo:

-          - Marta, nadie nos prepara para estas situaciones. ¿De verdad creías que no ibas a verla nunca más?
-          - No es que lo creyera, solo que no esperaba en… en… - las lágrimas no le dejaban hablar.
-          - No hace falta que digas nada. Tu madre tiene treinta y nueve años Marta, sigue estando preparada para trabajar. Sigue siendo guapa, y buena actriz. ¿Qué esperabas? Los años que han pasado te preparaban para este momento, tienes que ser fuerte. ¿Está en tu película?
-          - No solo está en mi película papá, prácticamente haré todas las escenas con ella, y el final, es nuestro, no estoy preparada para esto.
-          - Hija, ¿Crees que yo no lloro cada vez que pienso en ella? ¿Qué pienso en qué sentiré cuando la vea? ¿En qué dirá cuando vea que ese hombre con el que se casó y divorció tiene ya cincuenta años?
-          - Papá… - dijo Marta abrazándolo, y limpiándole una lágrima que soltó este sin querer.
-          - Hay que ser fuertes, y luchar por aquello que quieres, no vas a dejar de hacer tu película por ella. - - -Demuéstrate a ti misma, que eres Marta, y que puedes hacerlo.
-          - No sabes lo que te quiero, de verdad – y un abrazó tierno, se apoderó de la situación, entre lágrimas de Marta, que aún no entendía por qué tenía que pasarle esto a ella.
-          - Tienes veinte y dos años, pero sigues siendo mi niña – respondió Sergio riendo.
-          - Claro que sí papá, ahora debo irme, ¡Álex me espera en casa!
-          Vale, vete, ya nos veremos. Solo una cosa, pásate por casa de tu tía a ver a tu hermano, tu trabajo no te permite mucho tiempo libre. Te echa de menos – dio un beso a su hija.
-    - Está bien papá, iré luego - y esta se marchó.

-Las cosas eran difíciles, pero Marta realmente esperaba que todo cambiase.

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