CAPÍTULO 25
Marta limpió
sus lágrimas, y entró en la casa. Una casa que le traía muchos recuerdos, pero
que no significaban nada para ella.
- - ¡Marta! – dijo saludando Sergio a su hija con un gran abrazo – madre mía,
cada día que te veo estás más guapa, ¡no me habías dicho lo de miss universo!
¿qué tal el reparto? ¿has estado llorando? – eran muchas preguntas para el
estado en el que se encontraba la joven ahora mismo.
- - La he visto.
- - ¿Cómo? No te entiendo hija…
- - ¡La he visto papá! He visto a mamá… - y en ese momento comenzó a llorar
desesperadamente. Sergio, la abrazó con fuerza, y colocó sus gafas para poder
mirarla bien. Levantó a su hija que se encontraba con las manos en la cara, y
la cabeza apoyada en las rodillas de su padre, y le dijo:
- - Marta, nadie nos prepara para estas situaciones. ¿De verdad creías que no
ibas a verla nunca más?
- - No es que lo creyera, solo que no esperaba en… en… - las lágrimas no le
dejaban hablar.
- - No hace falta que digas nada. Tu madre tiene treinta y nueve años Marta, sigue
estando preparada para trabajar. Sigue siendo guapa, y buena actriz. ¿Qué
esperabas? Los años que han pasado te preparaban para este momento, tienes que
ser fuerte. ¿Está en tu película?
- - No solo está en mi película papá, prácticamente haré todas las escenas
con ella, y el final, es nuestro, no estoy preparada para esto.
- - Hija, ¿Crees que yo no lloro cada vez que pienso en ella? ¿Qué pienso en
qué sentiré cuando la vea? ¿En qué dirá cuando vea que ese hombre con el que se
casó y divorció tiene ya cincuenta años?
- - Papá… - dijo Marta abrazándolo, y limpiándole una lágrima que soltó este
sin querer.
- - Hay que ser fuertes, y luchar por aquello que quieres, no vas a dejar de
hacer tu película por ella. - - -Demuéstrate a ti misma, que eres Marta, y que
puedes hacerlo.
- - No sabes lo que te quiero, de verdad – y un abrazó tierno, se apoderó de
la situación, entre lágrimas de Marta, que aún no entendía por qué tenía que
pasarle esto a ella.
- - Tienes veinte y dos años, pero sigues siendo mi niña – respondió Sergio
riendo.
- - Claro que sí papá, ahora debo irme, ¡Álex me espera en casa!
-
Vale, vete, ya nos veremos. Solo una cosa, pásate por casa de tu tía a ver a tu hermano, tu trabajo no te permite mucho tiempo libre. Te echa de menos – dio un beso a su hija.
- - Está bien papá, iré luego - y esta se marchó.
-Las cosas eran
difíciles, pero Marta realmente esperaba que todo cambiase.
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