CAPÍTULO 7 , Brakyout
Habían pasado 3 meses, estábamos en diciembre, en el comienzo de las vacaciones de navidad. Aún seguía saliendo oficialmente con Carolina. El baloncesto me iba de maravilla, mi equipo “Brakyout” , no había perdido ni un partido desde que entré a jugar. Estábamos en racha, y además, me habían nombrado capitán. Estuve una tarde con Ángel, mi entrenador, el cual estaba explicándome como son las ligas españolas, como se distribuyen, y para mi sorpresa todo había cambiado, ahora era como en el fútbol, por divisiones. Pero mi equipo no estaba en ninguna división, cuando tuviera 18 años podría entrar en un equipo de tercera y comenzar a subir, pero sería difícil, aunque Ángel decía que era un chico con futuro.
Llegué al entrenamiento como todos los miércoles, pero esta vez no estaban todos dando vueltas a la cancha calentando, sino que estaban todos en círculo con el entrenador, como cuando planeábamos la estrategia en los partidos. Me acerqué rápidamente y todos se dieron la vuelta con caras de felicidad:
Carlos, Carlos, ven aquí hijo mío mira esto – dijo Ángel.
Miré el papel que este sujetaba en su mano derecha, el cual decía así: “El equipo Brakyout, de S/c de Tenerife, queda clasificado para el campeonato insular para nombrar al mejor equipo infantil/cadete (chicos de entre 15 y 16 años) de la isla de Tenerife. El ganador, podrá participar en el campeonato al mejor equipo de Canarias, los partidos se realizarán en la semana del lunes 20 al domingo 26 de Diciembre de 2009 “.
Me quedé alucinando, era nuestra oportunidad para llegar a lo más alto, pues como me explicó mi entrenador, un equipo infantil/cadete, si permanece de entre los mejores hasta que todos cumplan los 18, podrán entrar en la tercera división siendo el mismo equipo de siempre.
En ese mismo momento apareció Carolina y se sentó en las gradas de la cancha. Quise saludarla, pero Ángel negó dicha posibilidad, pues debía comenzar a correr como todo estaban haciendo ya.
Mientras corría pude observarlos a todos, mis compañeros, eran todos de 15 años, los cuales cumplían 16 el próximo año. Todos ellos eran muy buenos, Jonás, Pedro, Jesús, Alan, David, Sergio, Mariano, Yeray, Kevin, Martín, Román, Mario y Marcos, el cual para mí, era el mejor, a pesar de que todos aseguraban que yo era el más bueno, debido a que metía más canastas, pero no me gusta ser ni creído ni presumido, además, no me consideraba el mejor, si bueno, pero no el mejor.
El entrenamiento finalizó, no tardé mucho en ducharme, y mientras lo hacía, pude pararme a pensar en el tiempo que hacía que no quedaba con Sandra y Jorge, pero ahora mismo, solo tenía ojos para esa preciosidad de chica que me esperaba fuera, mi novia, Carolina.
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