CAPÍTULO 21 , De vuelta a casa
Cogí mi maleta. La cinta rodaba con multitud iguales a la mía, pero conseguí verla. Salí por la puerta, y pronto pude verlos. Allí estaban, mi familia. Mi hermano, Pablo, ya tenía diez años de edad y estaba enorme. Mi otro hermano, Javier, tenía catorce años, estaba hecho un adolescente. Mi madre, Gloria, más guapa que nunca, con sus ojos llorosos. Y entonces la vi, sentada, en la silla. Con su melena, Marta. Guapísima. Con sus ojos relucientes y su sonrisa en la cara. Estaba cambiada. Corrí a darles un abrazo y no tardé en soltar la primera lágrima:
¡Carlos! – dijeron. Y me abrazaron lo más fuerte posible.
Me acerqué a Marta, la cual no podía moverse:
Empezaremos de cero, ¿vale? – dije abrasándola con cariño.
Está claro que sí, siento mucho como era antes, te quiero – dijo llorando.
Fue un momento muy bonito. Pero no paraba de pensar donde estaría mi padre y Eduardo, y Carolina, lo más importante.
Llegamos a casa, dejé mis cosas en el cuarto. Estaba decidido a ir a buscar a Carol cuando mi madre me paró y me invitó a sentarme en el sillón junto a Marta:
Carlos, debo decirte algo – dijo preocupada.
Pude percibir las lágrimas de Marta cayendo por su mejilla, y entonces mi madre, habló:
Hace un año tu padre y yo… - me contó toda la historia, me lo suponía.
Mi padre y mi madre se habían separado. Pero lo que más me molestó fue el motivo. Siempre pensé que sería por su trabajo, pero para mi sorpresa, fue porque mi padre tenía una amante desde hacía cinco años atrás. Mi madre confiaba en él, cuando no era de fiar. No quería verlo ni en pintura. Encima, su amante era Devora, una chica que me había parecido muy simpática y hasta había comido en casa con nosotros, pues era amiga de la infancia de mi madre. Me daba asco, el que nos lo hubiera ocultado, y el ver como mi madre lloraba dándome la mano:
Mamá, pero ¿por qué no me lo dijiste? Yo hubiera venido y… - no me dejó terminar.
Es tu sueño, tu carrera. No voy a dejar que la fastidies por un cerdo como tu padre – y entonces, hizo un gesto de cariño. - No te preocupes. También he de decirte que no vemos a Carol de hace ya un año y poco, a los cuatro o cinco meses que tú te fuiste, dejamos de hablar con ella - .
Bueno ahora mismo voy a buscarla, yo llevo bastantes meses sin saber tampoco nada de ella, y las veces que hablabamos, estaba rara, pero espero verla ya – dije ilusionado.
¿Es un poco tarde no crees? Entre que paramos a ver a la abuela, comimos y demás, ya son las ocho de la noche, y quiero que pases un rato con tus hermanos, te echaban de menos , aunque no quiero… - .
No dije nada, le di un beso y fui arriba. Mañana iría a buscar a Carolina.
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