CAPÍTULO 28 , Replantearse las cosas
Mi vida había cambiado tanto. Desde mis dieciséis años no veía a mi mejor amigo de siempre, y no sabía ni donde estaba. Vivía en Madrid, con mi hijo. Mañana hace un año que se vino conmigo. Ha pasado ya un año. Tengo mis veinte años y medio. Mi hijo tiene dos años. Carolina se ha venido a vivir a Madrid para poder estar cerca del niño, al igual que haré yo a partir de mañana. Apenas hablamos, no tenemos relación, tan solo formal. A Marta la han operado, pero salió mal. No pudo volver a caminar, se llevó una desilusión importante, y no quiere salir, está depresiva. Al contrario que yo, sí que no puedo salir, pero no porque no quiera. En tan solo un año, mi equipo había alcanzado los primeros puestos. En una semana, tenía el partido que decidiría todo. Estábamos segundos en la primera división. Habíamos ganado cinco partidos consecutivos en casa. Solo perdimos uno en todo el año, contra el Madrid. El de la próxima semana sería contra este equipo. Habíamos dejado atrás al Barcelona, y para mí eso era increíble. Ahora era como todos esos ídolos españoles. No puedo salir de casa sin un guardaespaldas. Mi hijo no puede ir a la guardería normal. Mi madre es “acosada” por la calle. Tiene su lado bueno, soy famoso, salgo en la tele, y he cumplido mi sueño. El dinero me sobra, ahora vivo en un chalet en las afueras de Madrid, no en un piso. La gente me admira, a mí y a mi equipo, ¿qué más pedir? Tan solo faltaba algo. Y eran mis sentimientos. Yo quería muchísimo a Sandra. Podría estar enamorado de ella, de cómo y de lo hermosa que es. Pero no quiero engañar a mi corazón. Me da pena darme cuenta ahora, cuando posiblemente ya pude hacer algo en su corazón, pero lo siento así y debo hacerlo. Por mucho que tenga orgullo, que sepa que mi yo, no puede perdonar a esa mujer que tanto amé, mi corazón la eligió a ella, y un clavo no saca a otro clavo. Ahora soy débil, como una liebre en medio de una manada de leones hambrientos. Veo a Carol cada semana, y el cosquilleo sigue siendo el mismo que la primera vez. Tengo a Sandra delante, me escalofrío, pero no es lo mismo.
- Sandra tenemos que hablar.
- Claro, dime.
- Tú sabes como soy yo con los sentimientos… estoy enamorado de ti, estoy seguro, pero siento que mi corazón no puede volver a querer como ya quiso, y no quiero hacerte daño, pero no quiero que esto haga que nos separemos, porque me duele, porque te quiero, no sabes cuánto… - dije diciendo la verdad.
- Carlos, yo sabía que este día llegaría. No tienes que preocuparte, el corazón siempre es de alguien. Llevo coladita por ti desde primaria, pero he crecido, sé lo que es la vida, y sé que tú llevas enamorado de Carolina más años que los que tengo yo. Te voy a querer igual, sea de la manera que sea, en serio. Este año ha sido increíble.
- No sabes lo fácil que lo haces, eres de verdad, una de las mejores personas que he conocido, y estoy seguro de que si Carolina no hubiera aparecido en mi vida, estaría loquísimo por ti, que lo estoy, pero…
- Carlos, no des más explicaciones lo entiendo. ¿Puedo decirte algo? La quieres, tenéis un hijo, y ambos sabemos que fue un error… No me cae muy bien, pero si es tu felicidad es la mía – cogió su bolso y se fue. Mis pensamientos quedan en mi cabeza, y mi corazón pide a gritos una respuesta.
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