Daba vueltas por la playa. Estaba en Barcelona, porque tuve una rueda de prensa el día de ayer. Lucas estaba con Marta, la cual notaba más animada, al ver que Marcos mi amigo, estaba interesada por ella. Mañana iba al médico a una revisión, muy temprano. Si ganábamos el partido que tenía lugar mañana, contra El Madrid, me iría a América. Quedaríamos campeones de España y Europa. Ya tenía dos títulos. Ahora, me iba con la NBA, todo en un partido, mi futuro.
El agua tocaba mis pies helados. Unos ocho policías rodeaban la avenida que daba a la entrada de la playa por si algún individuo se acercaba. Por fin podía estar solo. Fui hasta el final de esta, donde había unas cuevas muy bonitas. Contemplaba el acantilado, cuando me di cuenta de que en una cueva muy cercana salía luz. Me daba un poco de miedo qué encontrarme, pero fui. Al entrar, multitud de velas encendidas rodeaban el camino. Comencé a ver carteles que decían cosas como: “No olvides nunca que fuiste la primera persona que amé”; “por qué querer un mundo con sociedad, si tan solo con tenerte a ti, soy feliz”. Seguí caminando. Y entonces, un proyector que estaba en una pequeña mesa reflejaba en una pared, que pronto comenzó a ver imágenes. Mis lágrimas cayeron. Eran videos, en los que Carol y yo salíamos haciendo el payaso, por las mañanas en la cama. Y entonces ella me grababa, y me decía:
- ¿Me quieres?
- ¡Mucho! – contestaba yo.
- Pues grítalo por la ventana, a todo el mundo.
- Te quiero.
- Pero, Carlos… ¿por qué me lo dices al oído? – dijo ella confusa.
- Porque tú eres mi mundo - y nos fundimos en un beso, y la imagen desapareció.
Miré al frente. Allí estaba. De entre la oscuridad salió. De su melena rubia colgaban unas flores, las cuales le quedaban geniales. Llevaba un camisón largo y unos pantalones muy cortos. Me miró, se quedó parada. De pronto sin darse cuenta pude ver como temblaba. Me acerqué a ella, le cogí la mano, levanté su cabeza, le miré durante unos segundos a los ojos:
- ¿Sabes una cosa?
- ¿Qué? – y entonces ya estaba más tranquila.
- No solo te lo dije al oído porque tú eres mi mundo, sino que no quiero que nadie lo oiga, ¿y sabes por qué? – dije misterioso.
- ¿Por qué?
- Porque entonces te esfumarías de mi vida, porque cualquier persona de este planeta desearía quererte como yo te quiero, para ser correspondido... ¿quieres casarte conmigo? – no le dejé contestar, solo asentir con la cabeza, y saltar a mis brazos. Nos fundimos en un beso que llevaba esperando, años de mi vida. Le cogí la mano, y nos fuimos a su casa, escoltados por un par de guardias. En casa Marta cuidó a Lucas, y Carol y yo pasamos una noche increíble.
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