CAPÍTULO 13
Vestido, corto.
Sacó un espejo del bolso. Maquillaje, perfecto. Escote, normal. Zapatos, ni muy
altos, ni muy bajos. Marta, estaba frente a la puerta de la habitación número
329, la que Álex le indicó que tocara a las ocho de la noche. La joven alzó su
puño, y este golpeó la puerta suavemente. A los cuatro o cinco segundos, el
manillar comenzó a rodar y un joven guapo, atractivo, apareció tras la puerta.
- - ¡Anda, estás guapísima! – exclamó Álex.
El adolescente iba vestido con vaqueros caídos, polo negro,
pijillo, vans también negras, un reloj plateado cubría su muñeca, y su pelo
caído y ojos verdes, perfectos.
- - Muchas gracias, tú también – respondió Marta
besando sus labios.
Alrededor de la cama, que destacaba en el centro de la
habitación, había rosas rojas por el suelo. En la mesilla un champán y todo
alumbrado por la romántica luz de las velas.
- - ¿Brindamos? – preguntó el chico.
Cogió la botella, llenó los vasos y sus miradas de deseo se
cruzaban mientras bebían de su copa.
- - Eres realmente preciosa… - dijo Álex acercándose
a ella lentamente y acariciándole la cara.
- - Álex… yo estoy nerviosa.
- - Lo sé… tranquila, confía en mí.
El chico cogió a Marta por la cintura. Y se fundieron en un
beso apasionado. Lentamente se tumbaron en la cama. Entre besos y arrumacos,
Álex se quitó la camisa. En ese momento, algo estúpido interrumpió el momento:
- - Un momento – dijo el chico yendo al baño y cerrando la
puerta.
En ese momento Marta, cogió el móvil que había en la mesilla
al ver que una luz se encendía. Un mensaje nuevo, y al leer “Carla” no pudo
evitar abrirlo:
“Cariño, ¿cómo vas? Espero que no te lleve mucho tiempo,
aunque con la petarda esa, no creo. Cuando acabes, te espero en casa, para
enseñarte qué es una mujer de verdad. Verás, con esto, llegamos a la cima,
seguro. Un beso, te quiero amor “.
Sin darse cuenta, la puerta del baño se abrió y Marta tiró
el móvil al suelo. Álex se abalanzó sobre ella y le dio un beso apasionado. Sus
manos rozaban el cuerpo de Marta, en lo que esta soltó una lágrima. Estaba
confusa, paralizada. No se le ocurrió nada, no podía levantarse, porque sus
fuerzas se agotaron. Las lágrimas eran cada vez más y más, tanto que llegaban
hasta su torso descubierto, tan solo por un sujetador. El joven, que seguía sin
enterarse de lo que ocurría, levantó la cabeza, y vio el móvil en el suelo. Su
mirada se encontró con la de Marta, una mirada triste, de traición, de
desilusión… Marta observaba a Álex, no sabía si con rabia, con asco… pero algo
dentro de ella palpitaba.
- - ¿Confía en mí?– dijo Marta levantándose de la
cama, cuando sus lágrimas caían como cataratas.
- - Mar…Marta… yo… - la chica no le dejó terminar.
Su manó se alzó sola, y se posó en la cara de Álex con mucha fuerza. En el momento del acto, la puerta de la habitación se abrió y montones de periodistas con cámaras entraron dentro. Marta, perdida entre los flases de las cámaras, no entendía qué pasaba. Álex se levanta y se acerca a Marta, la cual le mira con desprecio, y cae al suelo derrotada, sin fuerza, y con el grito en el cielo. Las cámaras cada vez son más, y más cerca. En ese momento, se abrió paso entre la multitud a un hombre, vestido con esmoquin, ojos marrones y pelo rubio. A pesar del nublar de la vista de Marta, lo reconoció, era Javier. Quien se alzó al suelo, y cogió a Marta. Al mirar su rostro, su cara entristeció, parecía que todo su mundo se había desmoronado, y nada podía cambiar. Javier cogió en brazos a la adolescente, y volvió abrirse paso entre la multitud, pero antes se acercó a Álex, quien contemplaba la escena, asustado:
Su manó se alzó sola, y se posó en la cara de Álex con mucha fuerza. En el momento del acto, la puerta de la habitación se abrió y montones de periodistas con cámaras entraron dentro. Marta, perdida entre los flases de las cámaras, no entendía qué pasaba. Álex se levanta y se acerca a Marta, la cual le mira con desprecio, y cae al suelo derrotada, sin fuerza, y con el grito en el cielo. Las cámaras cada vez son más, y más cerca. En ese momento, se abrió paso entre la multitud a un hombre, vestido con esmoquin, ojos marrones y pelo rubio. A pesar del nublar de la vista de Marta, lo reconoció, era Javier. Quien se alzó al suelo, y cogió a Marta. Al mirar su rostro, su cara entristeció, parecía que todo su mundo se había desmoronado, y nada podía cambiar. Javier cogió en brazos a la adolescente, y volvió abrirse paso entre la multitud, pero antes se acercó a Álex, quien contemplaba la escena, asustado:
- - Hijo de puta, a ti, te la cobraré yo.
Y entre los gritos y flases de la gente, salió hasta los
jardines del hotel, donde decenas de personas miraban el suceso, alucinados. Un
coche de policía apareció, y dentro, Sergio, el padre de Marta.
De pronto, la joven abrió los ojos y vio como una limusina
negra se acercaba a la acera. Un chofer muy elegante abría la puerta, y una
mujer, hermosa, salió. Sin duda, era Jessica. La multitud de periodistas y
personas se alzaron sobre ella, cuando dos hombres fuertes la protegieron. La
madre, intentó ir hasta Marta, pero fue imposible. Y ya esta se fue en el
coche, junto con Javier, el cual no paraba de mirar por el espejo, y decir.
- - Marta, no te duermas, todo acabará pronto.
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