CAPÍTULO
14
El sol brillaba. Estaba en su cama, en su cuarto, en su casa. La puerta
estaba un poco abierta. Marta puso sus pies en el suelo. Mostró su rostro ante
el espejo, estaba horrible. Unas destacadas ojeras cubrían la parte inferior de
sus ojos. Y estos, mostraban tristeza, y aún estaban llorosos. No se acuerda
apenas de nada, cuando se alejó de ese lugar, perdió la noción del tiempo. Se
dirigió al pasillo. Bajó las escaleras, todo parecía estar vacío. Pero entonces,
en la cocina estaban Sergio y Jessica. Cosa que era rara, un sábado a las once
de la mañana.
- - ¡Marta! – dijeron
ambos alzándose hacia ella.
- - Buenos días, mamá,
¿qué haces aquí? – preguntó la joven.
- - Hija, no vamos
hablar de mí. Cuéntanos todo lo que pasó en esa habitación.
- - Mamá, no tengo
ganas de hablar de eso… - y le cayó una lágrima.
Su padre, la abrazó.
- - Lo sabemos, pero
necesitamos saber si…
- - ¿Queréis saber si
me he acotado con él?
- - Exacto – respondió
Sergio aliviado.
- - No, no lo hice. Y
me alegro tanto…
- - Cariño, hay que
elegir bien esas cosas… siento que ayer hayas tenido que sufrir semejante
escena, ha sido horrible, soy consciente y todo es culpa mía –dijo Jessica
mirando una revista que sujetaba en sus manos.
- - ¿Qué es eso?
- - No hija… mejor no…
- no dejó terminar a su madre cuando Marta agarró con fuerza la revista.
Entonces lo vio, portada: La hija de Jessica Pérez (Marta) enseñando
su ropa interior. Fotos, y más fotos. Una en la que Marta pega con su mano a
Álex, otra cuando cae al suelo. Otra, cuando llega Javier, y la coge. Otra,
cuando aparece Jessica con su limusina… y así sucesivamente. Y no pudo evitar que otra
lágrima cayera al pensar en Álex. Y hablando de Javier, ¿dónde estaría?
- - Cariño, lo siento…
la vida de un famoso es así – dijo Jessica.
- - Pero te olvidas de
algo mamá, y es que yo no elegí esta vida, la elegiste tú, yo no elegí esta
jodida vida. Ser perseguida por periodistas, ni por tus fans, ni tampoco no
tener intimidad.
- - Es difícil para
todos… - intervino Sergio – pero es la vida que te tocó, y no puedes echarle la
culpa a tu madre, hay que apechugar con ello.
- - Yo puedo soportarlo,
pero ¡quiero ser feliz!
- - Hija, siento
decirte que ya no podrás ir al instituto… después de esto, eres el centro de
atención de todo Los Ángeles, eres el punto débil de tu madre, y de donde
pueden sacar información. Los periodistas son así –explicó su padre.
Marta, hundida tras la noticia de que estaba claro, que no podría ser
una persona normal, salió corriendo al jardín donde la cálida brisa calentaba
lentamente la piel. Y entre las lágrimas de su madre, Jessica, al darse cuenta
que la vida que tanto soñó, no era tan ideal como pensaba.
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