domingo, 11 de noviembre de 2012

Siento decírtelo, pero te quiero CAPÍTULO 15


                                                             CAPÍTULO 15

El viento golpeaba su cara suavemente. Sus lágrimas continuaban saliendo sin parar. Y sus labios estaban secos. Pero de pronto sintió como una mano áspera, que sujetaba un papel, limpió su cara, y se sentó a su lado. Marta le miró, y sus ojos marrones le inspiraron esperanza, esperanza para seguir luchando. Su mirada lo decía todo, y su sonrisa era impecable. Javier cogió la mano de Marta, y la apretó con fuerza. Luego, con su suave dedo, rozó sus labios, secos, y los humedeció.

-          - Una chica como tú, no puede llorar por un capullo como él – dijo.
-          - No solo es por él, es por todo. Por mi vida, por mi madre. Nunca pedí esto, y ahora me encuentro con que no puedo salir de mi casa sin alguien que me proteja, y me veo en las portadas de las revistas que antes veía con envidia. A veces la verdad, hace que todo lo demás parezca mentira. Y la verdad, es que nunca podré ser normal.
-          - Sabes que tu madre no eligió esto para ti, y tampoco tu padre. Deberías estar orgullosa de que tu madre, sí, esa mujer que está ahí dentro, esa mujer que te crió, sea envidiada por millones de personas en este mundo, y aunque te duela esta vida, deberás aprender a vivirla, porque es la que tendrás el resto de tus días.
-         -  ¿Tienes respuestas para todo? – preguntó Marta.
-         -  Sí, menos para explicar lo que me dices con tu sonrisa.
-         -  ¿Mi sonrisa? Más bien dirás tu mirada, ¿no?
-         -  No, mi mirada tan solo te dice, lo que te dice mi boca, en cambio tu sonrisa, te dice lo que tu rostro no trasmite – respondió Javier.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Marta. ¿Qué estaba pasando? De pronto, olvidó todos sus problemas, y se centró en las palabras y la mirada de Javier. Comenzó a sentir deseo, que tenía miedo de seguir, por miedo a hacer daño.

-          - Y por cierto, al principio, ¿a qué te referías con la frase “una chica como tú”? ¿Cómo yo?
-          - Sí, como tú.
-          - Entonces, una chica, normalucha.
-          - No, una chica como tú. Una chica, con los ojos que tú tienes. Una chica, con la sonrisa que trasmite lo que la tuya trasmite. Una chica con ese pelo que deslumbra. Una chica, con esa belleza interior, como la tuya. Una chica, con la simpatía y sencillez, que tienes tú. Una chica, que cuando la mires, te haga sentir cosas que ninguna otra ha hecho, y que a pesar de tener casi cinco años más que ella, te da igual, porque cuando la miras, ves en ella esa persona que tanto tiempo llevas buscando, y deseas besarla, porque cuando lo hagas, todo tu mundo desaparecerá.

Ante la perplejidad de Marta, Javier se acerca a ella. Pero para su sorpresa, no es él el que tiene que dar el paso, sino que Marta, le mira y dice:

-          - No me habían dicho nada, tan bonito –  y sus labios se rozan, con un esperado beso.

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