CAPÍTULO
15
El viento golpeaba su cara suavemente. Sus lágrimas continuaban
saliendo sin parar. Y sus labios estaban secos. Pero de pronto sintió como una
mano áspera, que sujetaba un papel, limpió su cara, y se sentó a su lado. Marta
le miró, y sus ojos marrones le inspiraron esperanza, esperanza para seguir
luchando. Su mirada lo decía todo, y su sonrisa era impecable. Javier cogió la
mano de Marta, y la apretó con fuerza. Luego, con su suave dedo, rozó sus
labios, secos, y los humedeció.
- - Una chica como tú,
no puede llorar por un capullo como él – dijo.
- - No solo es por él,
es por todo. Por mi vida, por mi madre. Nunca pedí esto, y ahora me encuentro
con que no puedo salir de mi casa sin alguien que me proteja, y me veo en las
portadas de las revistas que antes veía con envidia. A veces la verdad, hace
que todo lo demás parezca mentira. Y la verdad, es que nunca podré ser normal.
- - Sabes que tu madre
no eligió esto para ti, y tampoco tu padre. Deberías estar orgullosa de que tu
madre, sí, esa mujer que está ahí dentro, esa mujer que te crió, sea envidiada
por millones de personas en este mundo, y aunque te duela esta vida, deberás
aprender a vivirla, porque es la que tendrás el resto de tus días.
- - ¿Tienes respuestas
para todo? – preguntó Marta.
- - Sí, menos para
explicar lo que me dices con tu sonrisa.
- - ¿Mi sonrisa? Más
bien dirás tu mirada, ¿no?
- - No, mi mirada tan
solo te dice, lo que te dice mi boca, en cambio tu sonrisa, te dice lo que tu
rostro no trasmite – respondió Javier.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Marta. ¿Qué estaba pasando? De
pronto, olvidó todos sus problemas, y se centró en las palabras y la mirada de
Javier. Comenzó a sentir deseo, que tenía miedo de seguir, por miedo a hacer
daño.
- - Y por cierto, al
principio, ¿a qué te referías con la frase “una chica como tú”? ¿Cómo yo?
- - Sí, como tú.
- - Entonces, una
chica, normalucha.
- - No, una chica como
tú. Una chica, con los ojos que tú tienes. Una chica, con la sonrisa que
trasmite lo que la tuya trasmite. Una chica con ese pelo que deslumbra. Una
chica, con esa belleza interior, como la tuya. Una chica, con la simpatía y
sencillez, que tienes tú. Una chica, que cuando la mires, te haga sentir cosas
que ninguna otra ha hecho, y que a pesar de tener casi cinco años más que ella,
te da igual, porque cuando la miras, ves en ella esa persona que tanto tiempo
llevas buscando, y deseas besarla, porque cuando lo hagas, todo tu mundo
desaparecerá.
Ante la perplejidad de Marta, Javier se acerca a ella. Pero para su
sorpresa, no es él el que tiene que dar el paso, sino que Marta, le mira y
dice:
No hay comentarios:
Publicar un comentario