lunes, 12 de noviembre de 2012

Siento decírtelo, pero te quiero CAPÍTULO 16


                                                         CAPÍTULO 16

El sol cálido iluminaba su cara. Mañana era su cumpleaños. No se cumplen dieciocho todos los días. Ya era Junio, en breve las clases acabarían. Habían pasado unos cinco meses tras aquella desagradable noche, que Marta no olvidaba, pero también de aquella preciosa mañana en la que sus labios se encontraron por primera vez con los de Javier. Y estos largos meses, los ha pasado todos y cada uno de ellos a su lado. Eran novios oficialmente, y sus padres, estaban al corriente de ello. Iba a ser mayor de edad. El instituto acababa, aunque este tiempo, ha estado en clases particulares en su casa, pues Jessica, ya había sacado su película, y con un muy buen resultado. Marta aún no tiene claro qué quiere ser de mayor, siempre quiso ir por el mismo camino que su madre, la interpretación, pero después de las cosas que ha vivido, se da cuenta de que no es tan perfecto como parece, y tira por la medicina. Su padre estaba organizando una fiesta increíble en su gigante casa, mayormente, gente importante, e incluso, un actor de veinte años, al que Marta admiró siempre. Tres amigas del instituto, aquellas que le hablaron, con las que aún mantiene conversación. Y de Álex, no sabía nada, ni quería…

-        Señorita Marta, su novio está en la puerta –dijo Gabriela la sirvienta interrumpiendo los pensamientos de esta.
-        Vale, ahora mismo voy, gracias.

Marta fue a la parte delantera. Ya había salido a la luz su romance con Javier, y lo describían como: “La hija de Jessica con su chofer, aquí hay rollo”. ¡Qué asco de gente! La verdad, que hacía unos días que estaban un poco raros, pero Marta quería pensar que sería pasajero:

-        ¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Te apetece que vayamos a comer algo? – preguntó el joven tras dar un enorme beso a su novia.
-        Mmmm… ¡me encantaría! Pero… mañana es mi cumpleaños, estaré de fiesta, y el lunes tengo un examen, lo que quiere decir que tengo que estudiar hoy viernes. ¿Lo entiendes no?
-        ¡Claro! – exclamó Javier un poco desilusionado. – Esta noche tengo que llevar a tus padres a una entrega de premios.
-        Ah, muy bien – por un momento, parecía que no había ningún tema de conversación entre ellos.
-        Javier, creo que tengo que subir un rato a repasar… - dijo Marta cogiendo el libro de historia de encima de la mesa.
-        Claro, claro – y le dio un beso.
-        Nos vemos mañana – y el joven se fue, extrañado.

Marta subió a su habitación. Abrió un cajón donde guardaba sus bolígrafos, cuando vio unos viejos posters. Eran de Marcos Lenin, ese chico joven que vendría mañana a su cumpleaños. Fue su ejemplo a seguir durante muchos años. “Qué bueno está” pensaba ella. Cogió su bolígrafo y cerró el cajón. Estaba a punto de escribir cuando miró al ordenador, le habían abierto una conversación en msn. Marta la abrió. Era una conversación compartida, estaban sus tres amigas, Tara, Sandra y Nieves.

-        Hola guapas (guiño enseñando la lengua) – dijo Tara.
-        Holaaaa – dijeron las tres otras.
-        Bueno Marta, ¿cómo vas con tu príncipe azul? Jajaja – preguntó Sandra.
-        Príncipe azul? ¡exageráis! – respondió Marta.
-        Pero a ver… te lo has tirado ya? – preguntó sin rodeos Nieves.
-        ¡Por favor! Dejadla que se acueste con él cuando quiera, es su primera vez… pero está claro,¡que deberías! – dijo Sandra.
-       Yo creo que es un buen chico… - interrumpió Tara.
-        No digo que no, pero ya llegará el momento… tengo que estudiar chicas, os dejo, un besito – y Marta cerró la conversación. La verdad, le resultaba difícil el tema del sexo. Recordaba que estuvo a punto de cometer un error, y ahora tiene miedo. No sabe si Javier será ese chico, está confusa.

Iba apagar la pantalla cuando de nuevo abrieron una conversación. “Qué pesadas” pensó Marta. Pero no, no era Marta, su nick decía: “No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, te quiero (icono de un corazón), leyó más abajo y percibió: Álex. No podía creerlo, después de cinco meses, y tiene la valentía de hablarle.

-        Hola Marta, antes de que cierres esta conversación, de verdad, solo quería pedirte perdón, soy un hijo de puta de verdad, lo siento mucho.
-        ¿Y qué esperas ahora? Que te perdone y vaya corriendo a tus brazos, ¡ni en sueños! – respondió Marta con mucha rabia.
-        No, claro que no… no tengo derecho a que me perdones, tan solo quiero que sepas que me arrepiento. Que me segó la fama, y que Carla para mí ya no es nada.
-        A mí, de Carla ni me hables, porque sois los dos unos auténticos… - Álex no le dejó terminar.
-        ¿Capullos, gilipollas, cabrones, subnormales? Lo sé, no te lo niego. Tan solo quería que lo supieras, y que al menos me digas que no me guardas rabia…
-        No puedo decirte eso, porque sería mentirte. Joder Álex, iba a aprovechar mi virginidad, mi ingenuidad para llenarte de fama, sí, sí que eres un cabrón.

Álex se quedó callado un rato, como si no supiera qué decir.

-        Mira, yo siempre he sido un gilipollas… pero conocerte, me ha hecho, no sé, ¿madurar? Puede, pero sé que siento algo, aquí dentro que revolotea cada vez que te veo en las revistas, y digo: “Qué gilipollas, podría ser tuya”.
-        ¿Piensas eso o piensas: “Qué gilipollas, podría ser yo el de la revista”? Mira da igual, me voy.
-        Por favor, después de tu cumpleaños, me dejarás quedar contigo, para hablar… ¡solo eso!
-        No lo sé Álex, lo siento, adiós – Marta apagó el ordenador, se sentía incómoda, era algo que le superaba. 

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