CAPÍTULO 17
Los
invitados estaban a punto de llegar. Marta estaba nerviosa. Un vestido negro
cubría su cuerpo, tan solo le llegaba un poco más abajo que el muslo. Su pelo
largo, recogido. Sus orejas sujetaban unos largos pendientes, y su cara, con un
poco de maquillaje. Por último, unos tacones también negros, sujetaban sus
pies. Nueve de la noche. El primer invitado llegó. Y el segundo, el tercero y
así sucesivamente… Centenas de cámaras estaban fuera, en los jardines, pero más
allá, a no ser que se enfrentaran contra los guardias, no podrían llegar. Por la
puerta iban entrando decenas de famosos, que Jessica y Sergio recibían y presentaban. Algunos, Marta los admiraba cuando era pequeña. Pero entonces,
llegó una limusina. Era él, el famoso del momento. A sus veintiún años, con
un pelo rubio largo, con fleco, ojos marrones, y un esmoquin, que le quedaba
perfecto, Marcos Lenin, acompañado de una chica, muy guapa con pelo pelirrojo y
ojos azules. Las cámaras enfocaron hacia ellos, y se acercaron a Marta y sus
padres.
- Marcos, es un honor. Encantados – dijeron sus padres saludándolo.
- ¿Un honor? Un honor es para mí conocer a estimada actriz, tan
guapa como siempre – respondió besando la mano de Jessica y estrechando la de
Sergio.
Parecía elegante, y amable, se dirigió hacia Marta.
Parecía elegante, y amable, se dirigió hacia Marta.
- Tú debes de ser la cumpleañera, ¿me equivoco? Dijo dándole dos besos.
- Esa soy.
- Anda Marta, he visto muchas noticias tuyas en las revistas, eres muy
guapa, tengo que decirlo.
- Muchas gracias – dijo Marta colorada.
- Hola, buenas noches.
- Hola, tú eres... – no dejó terminar a Marcos.
- Javier, el novio de Marta, encantado.
- Eres un hombre afortunado – dijo el famoso al oído, pero haciendo que
Marta lo oyera.
- ¿Bueno, y si vamos a tomar algo? – cogió a su acompañante por el
brazo, y los cuatro se dirigieron a la barra.
Marta y
Marcos salieron fuera, a la terraza. Allí, a la luz de la luna, y una piscina
espectacular al lado. Con un paisaje precioso, y búhos cantando.
- Bueno, y qué, ¿tienes ya pensado cuál será tu vocación?
- Mmmm, la verdad es que no… siempre he querido ir por la interpretación
pero… - Marcos no le dejó terminar.
- No se hable más. Me lo has puesto fácil. Verás, como sabrás soy actor.
Y bueno, ahora se comenzará a grabar una película que se espera que sea bastante buena. Va de
una chica, que se enamora del joven equivocado, pero luego aparece el verdadero
amor de su vida. El segundo actor, soy yo. El director es Johannson Ben.
- Wow! Ese director ¿ese no hizo la saga de crepúsculo? - interrumpió Marta asombrada.
- Sí, y bueno.. quiere que esa
chica, seas tú.
- ¿Qué? – Marta derramó un poco su copa. – Ui, lo siento, ¿lo dices
enserio? Pero si yo nunca he dado clases ni…
- ¡No pasa nada! – intervino Marcos – Seguro que con una madre como
Jessica algo sacas, tienes belleza, y además te gusta. Sé que sí que diste clase cuando eras más pequeña. Si aceptas, te reunirás
con él, y tu representante el lunes, ¿tienes representante? – preguntó.
Pero en ese
momento Marta no estaba escuchando a Marcos. Estaba mirando dentro, y observaba
como la acompañante del famoso que hablaba con ella, coqueteaba con Javier, sin cortarse ni un pelo. Cada vez estaban más cerca, y se reía con una
sonrisa tonta.
- ¡Marta, Marta! – decía alterado Marcos.
- Perdona – reaccionó – No, no tengo, pero mi madre sí, tengo que hablarlo con ellos, ya te llamaré.
- Vale, toma mi número.
- Gracias – Marta no esperó más, cogió el número y entró dentro rápido y
furiosa.
Entre
carcajada y carcajada, cada vez más cerca.
- Javier, vamos fuera – dijo Marta.
- Eh tranquila, estoy charlando aquí con mi amiga… - e hizo un gesto
para que esta dijera su nombre.
- Soy Marina, Marina Gusten, encantada.
- Sí, vale, pero vamos… - tiró del brazo de Javier, y este la apartó.
- ¿Qué coño pasa? Llevas evitándome toda la semana, y ahora quieres
quitarme la diversión, al menos ella habla conmigo.
Marta se quedó perpleja. En cierto modo tenía
razón. Algún flash se escuchó a lo lejos.
- Vale, no te molesto más.
- No Marta espera, lo siento… - pero Marta quitó la mano de Javier de su
hombro, y se fue escalera arriba.
Encendió el
ordenador. Y pudo ver en el msn conectado a Álex. No estaba segura de que lo
iba hacer, pero en ese momento, numerosa rabia recorría su cuerpo, y necesitaba
alguien con quien hablar.
- Está bien, mañana a las seis en
el parque, en el segundo árbol, la prensa no me puede ver, ¿vale?
- ¿En serio?, ¡claro! Allí nos veremos, me voy a cenar, gracias –
respondió el chico con una sonrisa en la cara, que a pesar de que Marta no la
viera, la sintió dentro.
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