CAPÍTULO 20
Marta entró en
casa. Ahora era la rabia la que se apoderó de ella. En el salón se encontraban
sus padres, tomando el té.
- - Hola cariño, ¿qué tal los exámenes? – preguntó su padre.
Pero Marta no
hizo caso. Pasó de largo y se dirigió directamente a su madre. Soltó la revista
abierta por la página siete delante de ella, en la mesilla, y sus ojos la
miraron con desprecio. La mirada de Jessica se centró en la revista, y pronto
una lágrima de desesperación cayó.
- - ¿Qué coño es esto mamá? ¡Si es que se te puede llamar mamá! – Marta se
puso la mano en la cabeza como síntoma de estarse autorelajando. - ¡Que me
contestes de una puta vez! ¿Qué coño significa esto?
Su padre que no
entendía nada, intervino:
- - ¡Marta! ¿Qué formas son estas de hablarle a tu madre? ¡Pídele perdón! ¡Vamos!
– dijo Sergio.
- - ¿Madre? ¿Madre? ¿No lo dirás en serio? ¡Esto no es una madre! Esto es… -
en ese momento, Sergio miró la revista, y entonces giró la cara y su mirada se
cruzó con la de Jessica. Sus ojos transmitían desprecio. Jessica, lloraba, y
bajaba la cabeza.
- - Mar… mar… - intentaba hablar, pero no le salían las palabras - ¡Marta!
Déjanos solos… - dijo su padre.
- - No papá, no pienso largarme de aquí hasta que esta mujer me diga algo.
En ese momento,
Javier, inoportuno, apareció por la puerta. La cara de Sergio se dirigió hacia
él , y sus piernas de desplazaron en su dirección.
- - Y tú hijo de puta, pienso matarte –dijo el padre de la joven, dándole un
doloroso puñetazo al muchacho.
- - ¿Te has vuelto loco? – respondió Javier desde el suelo.
- - ¿Me he vuelto loco? – dijo tirándole con fuerza la revista en su cara.
- - Papá… - dijo Marta agarrándole por el brazo. -¡Basta! – en ese preciso
momento los guardaespaldas entraron y cogieron a Javier, uno por cada lado, el
cual sangraba por la nariz.
- - Tú, te juro que vas a pudrirte capullo, porque no hay persona más sucia
que tú – dijo Sergio señalándole, y dándose la vuelta, al ver que Jessica se
levantó del sofá.
- - Sergio… no es culpa suya, por favor déjalo. Todo es culpa mía.
- - ¡Ah! Encima lo admites… sucia… - y entonces el hombre de más de cuarenta
años se derrumbó.
Comenzó a tocarse el pecho, y sus lágrimas de rabia caían y
caían.
- - ¡Gabriela llama a un médico! – dijo Marta gritando.
Los
guardaespaldas soltaron a Javier para ayudar al dueño de la casa, y en ese
momento, un intercambio de miradas entre el muchacho y Marta, saltaron a la
luz, y el desprecio de Marta era paranormal. Pero ahora mismo estaba centrada
en su padre, que se retorcía de dolor en el suelo.
El médico
llegó, y llevaron a Sergio arriba. Ya estaba enchufado a unas cuantas máquinas.
Javier estaba fuera, en el jardín. La prensa, ya había llegado. Jessica,
permanecía sentada fuera de la habitación, en el suelo, llorando. El médico
salió y se dirigió a Marta.
- - Ha sufrido un infarto… por estrés. ¿Alguna sorpresa fuera de lo común?
- - Sí, una gran sorpresa… - dijo mirando a su madre.
- - Bueno, ahora debe descansar. Puedes llamarme si quieres. Por cierto, yo
que tú no bajaría al piso de abajo. La prensa ha entrado a tu casa, lo he visto
por la ventana. Mucha suerte.
- - Gracias… - y el médico bajó las escaleras entre cámaras y cámaras.
En ese
instante, Jessica se levantó, con intenciones claras de entrar a ver a su
marido.
- - ¿A dónde crees que vas, eh?
- - Marta… déjame pasar.
- - ¿Cómo dices? ¿Quieres que te deje pasar? Mira Jessica, serás lo famosa
que quieras, pero eres una mierda. Tu vida es una mierda. Y estoy rezando para
cuando sea mayor no parecerme a ti. Me das asco, y ahora mismo deseo no haber nacido.
Te odio.
Las lágrimas de
Jessica cayeron, de tal manera, que Gabriela tuvo que aguantarla para no
desmayarse. Sin darse cuenta, una cámara se coló en el piso de arriba, la cual
grabó toda la conversación.
- - ¡Largo de aquí! – gritó Marta en lo que un guardaespaldas se lo llevaban.
Jessica miró a
Marta, y una mirada triste, arrepentida, se apoderó de la situación. Y
entonces, antes de bajar las escaleras, dijo:
- - Lo siento… - y entre murmullos y murmullos, Marta pudo escuchar las
cámaras atosigando y siguiendo a la célebre, haciéndole preguntas y vio cómo
los guardaespaldas tuvieron que poner toda su fuerza para que esta pudiera
entrar a la limusina y docenas de cámaras la siguieron.
Marta cogió la
revista que estaba en el suelo. La volvió a mirar, y las lágrimas volvieron a
caer. Es que, simplemente no podía creerlo. En la portada, una foto de Javier
de la mano de una mujer saliendo de una discoteca. Más tarde, otra foto con las
mismas personas entrando a un hotel a las cuatro. Otra foto saliendo del hotel
a las siete de la mañana, y la última foto, Javier y esa chica, muy guapa de
perfil, dándose un beso apasionado. Al abrir la página siete, es cuando todo
cobra color:
“ El joven de
más de veinte años, Javier, actual novio de Marta, la hija de la célebre y
guapa Jessica, ha sido visto en tres sitio diferentes la pasada noche, cuando
tuvo lugar el dieciocho cumpleaños de su acompañante sentimental. ¿Será esto el
final de su relación? Pero atención lectores, con esto podremos cargarnos una
carrera, una familia, una amistad, una relación… Pero si acercamos las cuatro
fotos, podemos comprobar que esa hermosa chica, con la que supuestamente Javier
pasó tres horas en la suite del hotel, comprobado por nuestros reporteros, y afirmado
por el encargado, es nada más y nada menos que la famosa Jessica, la madre de
la pobre novia engañada. ¿Supondrá esto el fin de la relación madre hija entre
Marta y su madre? La polémica se desata”
Marta tiró la
revista de nuevo al suelo, la rompió en mil pedazos y la escachó con sus pies
entre lágrimas. ¡Era su madre! Su madre, aquella que le había querido y criado,
se había acostado con su novio, aunque ya no lo era, no era nada para ella en
ese momento, no merecía ni una mirada, pero aun así, lo hizo, engañando a su
padre, y a su propia hija, y tentando a los periodistas. Era cierto que ya la
llama entre ella y Javier estaba apagada, pero aún así… seguían siendo pareja,
y ella se había contenido ante Álex, por serle fiel a una persona que acababa
de demostrar ser tan rastrera. Era increíble, y ahora mismo, no podía pensar.
Miró por la ventana y vio a Javier en la acera rodeado por la prensa, con la
cabeza baja. Y Marta recordó la propuesta de Álex. Su padre estaba bien, y con
mucha compañía. Marcó el número del chico.
- - ¿Álex? ¿Sigue en pie tu propuesta?
- - Claro… ¿estás bien?
- - No importa… ¿dónde quedamos?
- - Ven a mi casa, tranquila ahora hablamos, y no llores más – colgó el
teléfono.
Marta salió disparada
al coche y rodeada de gente. La prensa no paraba de hacerle preguntas por el
camino, como por ejemplo “¿quieres ver a tu madre alguna vez más?; “¿es cierto
que le has dicho que le odias?; ¿tu padre le ha roto el tabique a Javier? …
Marta, entre cámara y cámara, se alejó con el coche, y numerosos periodistas se
quedaron en la puerta de su casa esperando noticias de Sergio y la llegada de
esta, mientras que dos o tres otros, cogieron su coche para seguirla. Ahora
mismo, toda su vida, era un desastre.
Me gusta mucho. Hombre no es perfecto claro está, pero sigue escribiendo que vas por muy buen camino.
ResponderEliminarEn esta vida, nada es perfecto.
ResponderEliminarMuchas gracias