jueves, 21 de febrero de 2013

Siento decírtelo, pero te quiero CAPÍTULO 28


                                                            CAPÍTULO 28


La puerta se cerró. Y las últimas lágrimas cayeron. Álex, estaba esperándola sentado en el sofá, sabiendo lo agotada que vendría.

-          - No voy a preguntarte cómo estás – dijo dándole un abrazo a Marta.
-          - No hace falta que lo hagas, tengo hambre.
-          - Lo suponía, la cena está servida – Marta miró a la mesa, y unas velas la cubrían, unos platos en el centro, con sus respectivos cubiertos y vasos, y una gran bandeja de pescado, acompañado de una fabulosa ensalada - ¡me asombras!
-          - Sabía que necesitabas relajarte, por cierto, mira las revistas respecto a ayer y hoy – la joven cogió la revista MODEL de encima de la mesilla, y en la portada, un título “todo era muy bonito…” una foto de Marta recogiendo el premio a miss universo ; una foto de ella y Álex dando la noticia de su bebé ; una foto de Jessica felicitando a su hija ; y más adelante, otro título “Pero no todo es tan feliz” una foto de Jessica llorando ; una foto de Marta entrando en el hospital, y un pequeño texto en conmemoración a su padre, que hizo llorar de nuevo a Marta.
-          - Anda vamos, siéntate – le indicó Álex.

Tras terminar de cenar:

-          - ¿Champán? – preguntó el chico.

-          - ¿Es que acaso celebramos algo?
-          - ¿Te parece poco el bebé que está en tu barriga?
-          - Cierto… hablando de bebés… Álex, yo no sé si quiero que mi hijo viva esta vida, de mierda, porque es lo que es, que viva como viví yo con mi madre, y no pueda tener la infancia que se merece – dijo Marta preocupada.
-          - Mira cariño… el bebé está feliz, si tú lo eres, y le quieres. Este es tu trabajo, y esta es tu vida, y él forma parte de ella, vas a ser la mejor madre del mundo.
-          - Y tú eres el mejor novio del mundo – dijo ella dándole un beso.
-          - ¿Sólo novio?
-          - ¿A qué te refieres? – preguntó Marta extrañada.
-          - Mira en la copa.

Marta miró dentro. Y entonces, se asustó. Dentro de todas las malas noticias que le habían comunicado esos dos días, esto era lo mejor que le podía haber pasado además de su embarazo. Miró a su lado, y estaba Álex, arrodillado, que cogió el objeto que esta encontró en su copa, y le miró:

-          - Marta… ¿quieres casarte conmigo? – preguntó el chico poniendo el anillo frente sus dedos.
-          - ¿Estás de guasa?
-          - ¿Te lo parece?
-          - ¡Claro que quiero casarme contigo! – se puso el anillo, y por un beso, sintió felicidad.

Tras unos cuantos arrumacos y caricias, juntos se sentaron en el sillón. Marta sonreía, a la vez que Álex. En ese momento, esta se dio la vuelta rápidamente, hasta quedar frente a frente con su prometido. Pensó un instante, y se decidió a hablar:

-          - ¿Crees que podré perdonarla algún día? – dijo tocando su anillo.
-          - ¿A quién? – respondió Álex dejando la copa en la mesa de al lado.
-          - ¿A quién va a hacer? A Jessica.
-          - Es tu madre.
-          - ¡Sabes que me cuesta! Venga dime – dijo Marta nerviosa.
-          - ¿Sabes qué creo? Que esa pregunta te la deberías hacer a ti misma. ¿De qué tienes miedo? ¿De perdonarla? No podrás evitarla toda tu vida. 

Marta dudó un momento. Volvió a mirar hacia delante, y se apoyó en el pecho del chico. Miró hacia arriba, acariciando su barbilla:

-          - Es solo que… no sé si estaré preparada de hacerlo algún día. Pero, ¿Qué le diré a este niño que espero cuando me pregunte por su abuela? – respondió tocando su barriga, sonrió y volvió a la realidad -No lo sé, es todo muy confuso.

-Álex cogió la mano de Marta. La rozó, tocando sus dedos. La miró, y sonrió:

-          - Recuerdas… ¿Cuándo me perdonaste a mí? – dijo dudando
-          - Por supuesto que lo recuerdo, pero eso es diferente… yo te quería – el chico la interrumpió.
-          - “Me querías” Acaso… ¿no quieres a tu madre? Mira Marta, yo solo quiero que seas feliz. Tan solo sé que la gente comete errores, unos más imperdonables que otros. Pero, el amor puede con todo. Eso, y el arrepentimiento. A mí me gustó que me dieras una oportunidad. Pero solo depende de ti – terminó la frase besando la mano de Marta.

Esta se levantó del sillón y comenzó a recoger la mesa. Cogió uno de los platos, se paró, y miró a su  novio:

-          - No solo la quería, la sigo queriendo. – siguió su camino, mientras Álex le imitaba.

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