CAPÍTULO 15
Mientras
permanecía mirando a través de la ventana, viendo como las palomas golpeaban
ligeramente el cristal, la puerta volvió abrirse. Ahí estaba, nunca me dejaba
solo. Con su cabello rubio suelto, unos pantalones vaqueros, y una camisa de
asillas, con una ligera rebeca encima. Se acercó a mí, y cuando me disponía a
besarla, apartó su cara. En ese momento, supe que algo le pasaba, agarré su
mano e intenté buscar su mirada, pero tampoco surgió efecto, entonces hablé:
- Eh… Lilly, ¿pasa algo? – dije realmente preocupado.
Ella sin
apartar la mirada al frente, respondió:
- ¿Lo dices en serio? Es que, es que… - se cayó, como si no quisiera
decir las palabras siguientes.
- Adelante, te escucho.
- Es precisamente esto… “adelante, te escucho” – dijo imitándome – como
si nada pasara. ¿Realmente crees que soy tonta?
- Yo no he dicho eso…
- ¡Ni falta que hace! Solo con tus actos lo demuestras. Joder Marcos, te
morías de dolor y no tuviste el valor de decírmelo, ¿por qué? Seguramente,
porque no querías que lo pasara mal, ¿me equivoco?
- Yo… - pero no me dejó continuar con mi frase.
- No, tienes que dejarme terminar. ¿No tienes suficiente con que apenas
nos conozcamos? Con que en tan un par de semanas, ¿sintamos esto? Me he tirado
a la piscina contigo, y el tercer día que despierto a tu lado, me encuentro ya
con una mentira. Sea tanto mísera, como fuerte, ¡tengo derecho a saberlo! –
entonces soltó una lágrima.
Se apartó hacia la ventana y negó con la cabeza.
- Lilly, yo solo pensaba que era lo correcto, hoy era un día importante
para mí, y no quería estropearlo, solo eso.
- Pensabas… ya, claro, ¡cómo no se me había ocurrido! – entonces se
levantó, realmente cabreada, lo podía notar – es que, es que… ¿Qué pienso yo
ahora? ¿Qué siempre será así? No te conozco Marcos, no te conozco… y tú no me
ayudas a hacerlo.
- Y que no me conoces, ¿no lo sabías también el día que viniste a verme,
y me besaste?
Miró al suelo.
- Puede ser, pero ha tenido que pasar esto, para darme cuenta de que es
una locura. Sabes… creo que lo mejor es que nos olvidemos de todo. Ha sido una
historia como otra cualquiera, sí, eso es… - dijo como si intentara auto
convencerse de ello.
- ¿Qué intentas decir con eso? ¿Qué no ha significado realmente nada
para ti? Solo dime algo Lilly, ¿sientes lo mismo que yo? Si dices que no,
prometo dejarte en paz.
- Marcos… - me miró y soltó otra lágrima, y otra le seguía – no lo hagas
más difícil. Tú tienes un proyecto de vida, y yo no estoy en él. Ambos lo
sabemos. Realmente… - se llevó la mano a la cabeza, como si de una locura se
tratara lo que quería decirme – adiós – y entonces, justo tras oír esa palabra
salir de su boca, supe que lo decía realmente en serio.
La puerta
se cerró, y con ella todo lo que creía poder tener.
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